Wednesday, September 16, 2009

Jorge Padilla, Memorias Lunares, León, Guanajuato, México

Jorge Padilla, director del Centro Explora, en León, colaboró en la organización del 1er Congreso de Difusión y Divulgación de la Ciencia y la Tecnología, realizado el 10 y 11 de setiembre, 2009, en Morelia, Michoacán, México.

Pedro Mata, Memorias Lunares, Morelia, Michoacán, México

El director general del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología de Michoacán, Mèxico, entrevistado durante el 1er Congreso Estatal de Difusión y Divulgación de la Ciencia y la Tecnología.

Julia Tagüeña, Memorias Lunares, DF, México

Wednesday, August 26, 2009

1969, año en que el hombre pisó la Luna. Por Jorge Alejandro Flores López. Tepic, Nayarit, México

En este texto describo mi experiencia ante ese gran suceso histórico ocurrido el lunes 21 de julio de 1969: el momento en que el ser humano pisó la Luna.

De este suceso millones fueron testigos pero, de la misma forma, muchos más millones ni siquiera se enteraron.

Esta aventura, deseo y ambición de las potencias mundiales empezó mucho tiempo atrás, ganando la carrera los EE UU a la Unión Soviética.

El 16 de julio, el Apolo 11, impulsado por el potente cohete Saturno V, es lanzado a la gran aventura: la conquista de la Luna. Su tripulación estaba formada por: Neil A. Armstrong, Edwin E. Aldrin Jr. y Michael Collins.

El lunes 21 de julio de 1969 a las 2:56 (hora internacional UTC), Neil A. Armstrong pisó la superficie lunar al sur del Mar de la Tranquilidad (me imagino que así se le denominó por estar todo muy tranquilo, o bien porque los lunícolas no hicieron alboroto por tan agradable visita).

RECORDAR ES VIVIR

En esa histórica fecha, mi abuelita Rufina y yo nos encontrábamos viviendo en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, México; con mis tíos. Una de mis actividades, aparte de jugar y de conocer el mundo, era vender el periódico, “El Sol de México”. Recorría las calles gritando: Eeeeeel Soooooooooool, Eeeeeel Soooooooooool de Méxicooooooo.

La semana trágica (para los alienígenas o los lunícolas)

Miércoles, 16 de julio de 1969.
Yo tenía 7 años de edad, y sí, lo recuerdo bien (ni se lo crean, no me acuerdo de nada), fue un día soleado, eso creo. Muy temprano por la mañana me levanto y tomo un “rico desayuno nutritivo”, o sea un buen café. Enseguida me preparo para ir a recoger los periódicos y salir volando, recorriendo las “tranquilas calles de Guadalajara”, a la vez que gritar: Eeeeeel Soooooooooool, Eeeeeel Soooooooooool de Méxicooooooo. Coooompren el Sooooool…

Precisamente, ese día venía la noticia del despegue del Saturno V, solo que como yo no sabía leer, ni escribir y tampoco deletrear; por lo tanto, ni siquiera me llamaba la atención ver lo que se publicaba. Lo importante era ganar dinero para tener que comer.

Aquí hago un paréntesis para decir que de una forma u otra tenía que darme cuenta que el hombre iba rumbo a la Luna, ya que a los que llevamos el estigma de intelectuales nos llegan las noticias como sea.

Domingo, 20 de julio.
Después de mis importantes actividades diarias, por la tarde, me fui de visita con otros de mis tíos, y fue en ese lugar, como a las 19:69 hrs. (bueno, la verdad es que no sé ni qué horas eran, pero eso sí, fue en la tarde) mi tío Lupe, bracero por cierto (no vendía braseros, ni hacia braseros; así se les llama a esos que se van a los EE. UU.), sale a la calle donde alegremente andábamos jugando. Traía con él una cosa rara colgada del cuello (rara porque no las conocía), llamada binoculares, gemelos o catalejos, que empezó a ponérselos en los ojos y a apuntar con ellos hacia el cielo. Ahí estábamos nosotros observándolo, con cara de what.

Uno de mis amiguitos, como todo buen curioso, le preguntó: oiga, don Lupe, ¿qué está haciendo? A que muchos éstos –respondió–. Estoy tratando de ver el cohete que va a llegar a la Luna, y ver cuando los astronautas caminen sobre ella.

¿Queeeeé? –dije yo–, pos que chin… andan haciendo por allá esos tipos, pues si de aquí se ve requetebién la Luna. A ver, tío, préstame los… bueno, esas cosas, para ver. Y ahí estoy yo también viendo y no viendo nada, se me movía todo, pero haciendo uso de mi imaginación, que para eso me pinto solo, y presumiendo con mis amigos y para no ser el único que no había visto nada, dije: es cierto, ya veo el cohete, ya casi llega.

Ahora hay que jugar a los cohetes que van a la Luna –invité a mis amigos–, hay que subirnos al cohete (que era un árbol).

FIN DEL PRIMER ACTO

Ya en la casa y con la mente mas despejada, de esa tarde tan llenas de emociones, y tratando de impresionar a mi abuelita con mi intelecto, le dije: oye abuelita, ¿sabías que el hombre ya fue a la Luna? y ella respondió: no te creas de esas mentiras, ni modo que le haga un hoyo a la Luna para meterse en ella.

Ante su gran filosofía y tan gran despliegue de intelecto, permanecí callado y pensativo, y al cabo de unos momentos le dije: oye abuelita, nosotros no estamos adentro de la Tierra; a lo que respondió: que te calles, ya déjame dormir. A lo cual, por aquello de los coscorrones preferí no volverla a molestar.

¿En qué consistió mi razonamiento de que estábamos encima de la Tierra y no adentro? pues porque si estuviéramos dentro de la Tierra estaríamos en el infierno.

Lunes 21 de julio del mismo año (qué coincidencia: era lunes el día de la Luna), fecha importante, la fecha esperada, el hombre pisó por primera vez la Luna.

¿Que pisó el hombre la Luna?...

Eso que se los crea el demonio, porque yo, yo… Eeeeeel Soooooooooool, Eeeeeel Soooooooooool de Méxicooooooo. Coooompren el Sooooool…

Sabrá Dios qué pasó.

Elaborado por Jorge Alejandro Flores López, integrante del Club de lectura "Al ritmo de la luz", de Tepic, Nayarit, México.

Tuesday, August 25, 2009

Jaymie Matthews, Moon Memories

Standing in the Poas Volcano National Park, after a clouded view of the main crater, Dr. Matthews told us his experience and views about the Moon Landing in 1969.
Jaymie Matthews is astronomer and mission specialist for the Microvariability and Oscillations of Stars Space Telescope, MOST. Canada's first Space Telescope.

Saturday, August 22, 2009

Memorias Lunares - Moon memories - Alejandro García, Tepik, Nayarit, México

El médico oftalmólogo Alejandro García Vallejo relata su agradable experiencia individual y familiar sobre la llegada del hombre a la Luna, en aquel histórico 20 de julio de 1969. Añade sus comentarios sobre las consecuencias que tuvo el acontecimiento en el desarrollo de las ciencias y la tecnología. Remata con un haikú de José Juan Tablada relativo a la Luna. El video es una producción del club de lectura "Al ritmo de la luz", de Tepic, Nayarit, México; en colaboración con la Fundación Cientec, de Costa Rica. Edición: julio-agosto de 2009.

Grace Coates, Moon Memories

Grace recuerda estar muy embarazada en julio, viendo televisión. Estaba con sus suegros y recuerda conversar con elos sobre su expectativa de que se lograría este alcance, aunque para sus suegros era como un milagro. La discusión comunal giraba alrededor de los que significaba este paso en la carrera de los estadounidenses contra los rusos, por llegar de primeros a la Luna, en ese período de la Guerra Fría. Era muy joven y recuerda la discusión de los mayores y cómo los escuchaba, sin tener posiciones políticas tan definidas como ahora.

Friday, August 21, 2009

Memorias Lunares desde UNIVERSUM, museo de las ciencias en México

Realmente la llegada del hombre a la Luna fue un acontecimiento maravilloso. Para mi fue muy emocionante e impactante, me parecía fantástico que la humanidad tuviera la posibilidad de dar los primeros pasos extraterrestres. Este momento tan increíble lo viví en mi casa, con mi familia, en torno a la televisión blanco y negro desde donde vimos cada detalle que nos fue transmitido. Todos estábamos muy emocionados y felices, mis padres comentaban que este acontecimiento era un gran paso hacia la investigación espacial...el paso más transcendente de la historia de la humanidad...por primera vez el hombre tocando suelos extraterrestres. En esos momentos comprendimos los grandes avances científicos y tecnológicos que cambiaron nuestra visión. Durante días, meses y años nuestras conversaciones eran en su mayoría sobre la llegada del hombre a la Luna. Yo no perdía detalle de las noticias que seguían a este hecho. Ahora 4o años después, sigo maravillada por este hecho y por los avances que le han seguido. La celebración de este acontecimiento me evoca gran emoción y me llena de orgullo el poder transmitir a nuestros visitantes los conocimientos y los logros que la ciencia y la tecnología han tenido para hacer posible el sueño de la humanidad...tocar la Luna. En UNIVERSUM, museo de las Ciencias, tenemos el privilegio de tener 2 rocas lunares, prestadas por la NASA, para que todos podamos tocar la Luna.

M. en C. Gabriela Sara Guzzy Arredondo subdirectora de UNIVERSUM, museo de las ciencias.

Wednesday, August 19, 2009

Tory Brady, Moon Memories

In Coney Island, New York, working in a costum, went up to Nathan's Hotdogs to watch the Moonlanding. Since then I have become a Space Science Fan.

Tuesday, August 18, 2009

Así me enteré del alunizaje, en julio de 1969. Juan Francisco Ríos Corona. Tepic, Nayarit, México.

Sobre el acontecimiento de la llegada del hombre a la Luna, en aquel 20 de julio de 1969, recuerdo que me enteré por la radio, al parecer en el noticiero “24 horas”, de Jacobo Zabludowsky, en la XEW de la ciudad de México, por la noche.
En ese tiempo yo era muy chico y creo que el hecho no cambió mi manera de ver la vida; solo me provocó una gran emoción, transmitida por mi madre, por ver el gran interés que ella reflejaba al seguir todos los detalles de la noticia. Recuerdo que a mi pueblo (Amado Nervo, Nayarit, México) apenas llegaba la señal de radio, y estábamos toda la familia –mi madre, mi padre y 5 hermanos– pegados al radio para escuchar mejor. Mis padres y mis hJermanos mayores hacían comentarios sobre el acontecimiento; pero yo y un hermano menor solo escuchábamos, contagiados por la emoción.
Lo que recuerdo también es que el locutor de la radio hacía muy emocionante el anuncio de la noticia (me parece que era Jacobo Zabludowsky, aunque de eso no estoy muy seguro). Recuerdo que lo narraban como si lo estuvieran viendo, tanto la caminata como la colocación de una bandera en la superficie lunar.
Ing. Juan Francisco Ríos Corona. Tepic, Nayarit, México. Invitado por el club de lectura “Al ritmo de la luz”, institución civil, promotor del gusto por la lectura. Agosto de 2009.

Monday, August 17, 2009

Jamie Bell, Moon Memories

Era un adolescente y tocaba con una banda de rock. Esa noche estaba con su grupo de música practicando. Y pararon la música para ver la llegada a la Luna.
En ese momento no tuvo un gran efecto sobre su visión del mundo, pero luego lo conectó con un cuento infantil en el que Huckle Berry Hound soñaba que había llegado a la Luna con un cohete construido con partes encontradas en su patio. Sus amigos, en el cuento, decidieron recrear un espacio para que pareciera la Luna. Y pensar que él había leído este cuento de niño y ahora, de adolescente, estaba viviendo la llegada realmente. Esto lo impactó mucho.

Rhea Babbit, Moon Memories

Rhea lo vió por televisión, con sus vecinos que no tenían este medio y vinieron a compartir la experiencia. Estaba muy impresionada con el conocimiento científico. Como científica, considera que la experiencia confirmó para ella que el mundo es esférica.
La llegada a la Luna alimentó su esperanza y deseo de que algún día vayan a Marte. Ella no quiere estar en el primer viaje, pero tal vez en el segundo.

Daniel Orey, Moon Memories

Daniel cuenta sus aventuras para ver las transmisiones desde la Luna. Como tenía que irse donde la vecina que tenía un televisor más grande o escaparse para observarlo durante un campamento a través de la ventana de la casa del guarda parques. Su pasión por construir proyectiles la recuerda desde entonces. Además, lo que más le impactó fue la imagen de la Tierra desde la Luna. Lo hizo pensar en lo frágil y pequeño que es nuestro mundo.

moon memories video challenge

Moon Memories: 40th Anniversary of the Apollo 11

The goal of MOON MEMORIES is to collect family memories regarding the space voyage that resulted in the first humans landing on the moon and taking a moon walk. How did this historic event affect your families or friends?

The Ontario Science Centre invites your family to participate in collecting moon memories. Generations who have no memories of this event will see it come alive as they hear the rich stories of their families or friends.

SHARE YOUR MEMORIES!

Memorias Lunares - Moon memories - Gilberto Montes, Tepic, Nayarit, México

Gilberto Montes Rodríguez, profesor de Física y Química de escuelas secundarias del estado de Nayarit, México, narra su entrañable experiencia sobre la llegada del hombre a la Luna, aquel 20 de julio de 1969. Complementa su relato con las repercusiones que ese acontecimiento tuvo en la ciencia y en el desarrollo de su profesión. El video es una producción del club de lectura "Al ritmo de la luz", de Tepic, Nayarit, México; en colaboración con la Fundación Cientec, de Costa Rica. Edición: julio-agosto 2009.

Friday, August 14, 2009

Memorias Lunares - Moon memories -Rodolfo Dávalos, UAN, Tepic, Nayarit, México

El profesor de matemáticas de la Universidad Autónoma de Nayarit, México, Rodolfo Dávalos Mejía, expone los antecedentes de la llegada del hombre a la Luna, en aquel histórico 20 de julio de 1969. Además, habla sobre los efectos que el acontecimiento tuvo sobre la ciencia en general, así como en él como profesionista. El video es una producción del club de lectura "Al ritmo de la luz", de Tepic, Nayarit, en colaboración con la Fundación Cientec, de Costa Rica. Edición: julio-agosto de 2009.

moon memories video reply Lesley

La directora del Ontario Science Centre en Toronto, Canadá, comenta cómo la exploración espacial fue seguida por su familia y su efecto sobre sus intereses y desarrollo.
La imagen de la "Tierra saliente", la idea de una Tierra, pequeña y frágil que hay que cuidar, es una de los efectos de ese primer alunizaje.

Modesto Tamez, Moon Memories

Desde el Exploratorium, Modesto habla de seguir los sueños y luchar para conseguirlos.

Franklin Chang-Díaz y sus Memorias Lunares / Moon Memories

En el 40º Aniversario de la llegada del Apolo 11 a la Luna, el astronauta e ingeniero cuenta sus memorias. Actualmente el Ing. Chang-Díaz desarrolla el motor de plasma desde su laboratorio AdAstraRocket Company (www.adastrarocket.com).

Sunday, August 9, 2009

Manuel Murillo Tsijli, Costa Rica

Sueños lunares

Recuerdo, hoy hace cuarenta años, a toda mi familia reunida esperando la transmisión por la televisión ─por supuesto que en blanco y negro y sin control remoto─ de la llegada del hombre a la Luna. Era yo un niño de tres años y medio y, a pesar de mi corta edad, sentía la emoción levitando por todo el salón; algunos tomados de la mano y otros rezando, la alegría que se vivió en el momento en que aquel hombre ─con un traje blanco y gracioso casco─ daba aquellos primeros pasos con movimientos lentos, fue en extremo contagiosa. Me cuentan mis padres que, por varias semanas, mi juego preferido era el de simular la caminata de Armstrong y sus movimientos en gravedad cero, acompañado de un modelo a escala del Apolo 11 que nosotros mismos armamos.

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Marie Lissete Alvarado, Costa Rica

Alunizaje a mis cinco años

El año de 1969 me trajo importantes momentos que marcaron un cambio radical en mi forma de ver el mundo, el espacio y la vida misma.

Papá trabajó casi toda su vida para la Embajada de los Estados Unidos, era el ingeniero encargado de los equipos de comunicación y de las máquinas de cine que utilizaba la Embajada para la divulgación de noticias, y otros programas audiovisuales de extensión cultural y científica, en la sección conocida por sus siglas como VOA (Voice of America), del departamento de USIS.

Escuchaba a papá comentarle a mamá los proyectos, actividades, los inconvenientes que se presentaban y cosas que en aquel momento era imposible que yo entendiera. Pero la sola mención de la exploración espacial, me llamaba poderosamente la atención y creo que sentía mucho más curiosidad por conocer y ser parte de todo aquello.

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José Alberto Villalobos, Costa Rica

Hace 40 años llegó el hombre a la Luna

¿Sabía que unos dos tercios de la población actual de la Tierra (6 800 millones), nació después de los aterrizajes en la Luna? Eso incluye a la mayoría de los actuales maestros de las escuelas hasta las universidades y definitivamente a casi todos sus estudiantes.

En julio de 1969 yo estaba en mis primeras vacaciones de medio curso, como profesor de Física General, Mecánica de Fluidos y Física Moderna, en el Departamento de Física y Matemática de la Universidad de Costa Rica


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Wednesday, August 5, 2009

Juan Manuel Russi Concha, Santiago, Chile, desde el mim

1.- ¿Como se genero tu interés en la transmisión del hombre a la luna?

Según me acuerdo por mi papá, ya que estaba tan entusiasmado
con la llegada del hombre a la luna que me invito para que lo
vieramos juntos en la television, y me acuerdo que yo estaba preocupado

pensando como lo harían y creyendo que cuando Neil Armstrong pisara la luna se iba a hundir.


2.- ¿ Cual fue el impacto de esto en tu vida cotidiana?

Del impacto, la verdad ninguno que me acuerde, solo que ya no se piensa ni se dice
como antes que la luna estaba tan lejos ...



Juan Manuel Russi Concha
Constructor – 55 años
dimassi@vtr.net

Tuesday, August 4, 2009

Miguel Angel Rodríguez, Costa Rica

Era en ese entonces Ministro de Planificación del gobierno de Don Jose Joaquín Trejos. Vivíamos Lorena y nuestros hijos, Miguel Alberto de 5 años y Andrés de dos años y medio, en una casa alquilada en San Rafael de Escazú.

Lorena alisto de gala a los niños a los que había puesto a dormir siesta para que estuvieran bien despiertos, y ella y yo también nos vestimos como para una gran ocasión y los cuatro nos sentamos frente a la televisión después de haber explicado de muy variadas formas a los niños que íbamos a ser testigos de algo histórico y casi increíble.

Nos emocionamos mucho, y lo celebramos con una copa de champaña.

No recuerdo mitos ni tabúes, recuerdo la profunda emoción de los costarricenses, su sentido de respeto por la ciencia, y una clara conciencia de como podíamos y teníamos la obligación de avanzar en todos los campos de la vida humana con el uso del conocimiento

Entrevista por Juan José Arce Vargas.

Thursday, July 30, 2009

Mónica Aros Ferrari, Santiago, Chile, desde el mim

1.- ¿Cómo se generó el interés por ver la transmisión del hombre en la Luna?

Primero, a través de los medios de comunicación.
Segundo, por el alto interés que generó mi padre en el hecho


2.- ¿Cómo este hecho lo (a) impactó en su vida cotidiana?

Desde aquel día, la Luna no fue la misma para mí. Se volvió algo muy particular, siento como si pudiera palpar las emociones, ya no sólo la veía sino que también la sentía.


Datos del entrevistado (a)

Nombre y apellido: Mónica Patricia Aros Ferrari
Edad: 58 años

Wednesday, July 29, 2009

El mim, Museo Interactivo Mirador, aporta memorias lunares

El Museo Interactivo Mirador de Santiago de Chile se ha unido a la iniciativa de Cientec y Red Pop y ya ha posteado sus primeras memorias lunares. Esta actividad junto a otras iniciativas se enmarcan dentro de la celebración del año Internacional de la Astronomía. Para más información visite www.mim.cl

Rodrigo Molina Klapp, Santiago, Chile, desde el mim

1. ¿Cómo se generó el interés por ver al transmisión del hombre en la Luna?
El interés era general porque era la noticia del momento, la noticia más importante que había en discusión, por lo tanto el interés era colectivo, todos teníamos interés por ver el hombre en la luna.
El hecho de poder ver algo que estaba sucediendo a millones de kilómetros de la tierra en el momento que se estaba produciendo, era algo sin procedentes, y para la edad que yo tenia de todas maneras presentaba un interés muy grande de ser testigo de una hazaña del hombre.
2. ¿Cómo este hecho lo impactó en su vida cotidiana?
El hecho en sí fue impactante, fue un acontecimiento único, inédito, era el acontecimiento más grande que había tenido el hombre, que había sido testigo, todos habíamos sido testigos. La televisión era un medio de comunicación incipiente en esa época, muy pocas personas, muy pocas familias tenían televisor, por lo general la gente se reunía a ver televisión, pero con mayor razón ante una noticia tan importante hubo una mayor concentración de gente. Y tuvimos la posibilidad de verlo en el momento que se estaba produciendo en directo.
Lo vi con toda la familia, todas las amistades, vecinos, todos vinieron a la casa a ver el alunizaje. Lo importante de ese momento fue que nos preparamos todos para verlo, más importante que eso no había nada, de hecho nunca nos olvidamos del hecho y nunca nos olvidamos de las personas que participaron, y fue una cosa que tuvo mucha información, mucho apoyo de información escrita, verbal a través de la radio, y además la posibilidad de verlo a través de imágenes por la televisión, ósea lo más importante en ese momento era haberlo visto, haber sido testigos de eso.
Nombre: Rodrigo Molina Klapp
Edad: 54 años
Email: mekanicaklapp@yahoo.es
Mecánico

Sergio Rojas Contreras, Santiago, Chile, desde el mim

1.- ¿Cómo se generó el interés por ver la transmisión del hombre en la Luna?
Yo tenía en ese momento 9 años. Recuerdo que existía gran expectación entre los adultos que me rodeaban (mis padres, tíos, profesores). Creo que si hoy una nave tripulada fuese a posarse sobre Marte, un niño tendría muchísima más información sobre ese planeta del que en esa época tenía cualquier persona acerca de la Luna. Entonces lo que recuerdo es más bien la sensación de que algo inédito y excepcional iba a ocurrir, y hasta tenía la expectativa de que allá los estuviese esperando alguien... o algo. Los astronautas con esos trajes (que me parecían mucho más incómodos que los que habitualmente veíamos en seriales o revistas de ciencia ficción), rebotando sobre esa superficie desierta, no eran para mí sino la espera de un encuentro que nunca ocurrió.
2.- ¿Cómo este hecho lo impactó en su vida cotidiana?
En esos días todo, absolutamente todo, giraba en torno a este hecho. Charlas en el colegio, documentales sobre la luna, sobre la historia de los satélites, sobre la conquista del espacio partiendo con la historia de Ícaro y Dédalo. Recuerdo las naves espaciales de juguete que reproducían las originales, y un nuevo “personaje” que nunca había existido hasta ese momento: el “módulo lunar”. Y los apellidos de aquellos astronautas nunca se me olvidaron: Armstrong, Aldrin y Collins. A los nueve años me preguntaba qué habrá sentido Collins al no poder bajar a la Luna, en cambio no tenía mayor noticia de la importancia de la carrera espacial para la “Guerra Fría”.
Sergio Rojas Contreras
Filósofo
Edad: 49 años
Mail: sergiorojas_s21@yahoo.com.ar

Eumelia Velozo Farías, Santiago, Chile, desde el mim

¿Como se generó el interés por ver la transmisión de la llegada del hombre a la luna?

Como periodista y profesora era fundamental para mi ser testigo presencial de la historia en vivo y directo ya que esto era un hecho inédito para la humanidad, recuerdo que nos prestaron el único televisor que había en la escuela de periodismo de la Universidad de Concepción y lo pusimos en el hall central de la escuela, para que todos los alumnos y profesores pudieran ver el momento de la llegada a la luna.

¿Como este hecho le impactó en la vida cotidiana?

Se incorporaron una serie de tecnologías que hasta el día de hoy usamos, además de que por primera vez se materializaron a la realidad todas las historias que hasta ese momento pertenecían a la ciencia ficción y se generó en mí la pregunta inmediata; ¿Si llegamos a la luna, adonde seremos capaces de llegar?

Eumelia Velozo Farías
litavelozo@hotmail.com

Tuesday, July 28, 2009

México se une a la recolección de memorias

El Museo Universum de la Universidad Autónoma de México en el Distrito Federal está participando en el programa de Memorias Lunares desde su centro de ciencia, con diversas actividades.
Más información en:
http://www.universum.unam.mx/temp_40luna_main.html

Monday, July 20, 2009

Cuarenta años después… Juan Ramón Murillo, Costa Rica

El 16 de julio de 1969, un par de horas antes de que el cohete Saturno despegara de Cabo Cañaveral con rumbo a la Luna, había muerto mi madre. Entre las conversaciones de quienes nos encontrábamos alrededor del ataúd, compungidos, surgió la voz clara de mi cuñado Asdrúbal Fuentes, y todos, en tan aciago ambiente, escuchamos su sentencia: “¡Tanta vaina para llegar a la Luna ─dijo─, con cohetes y cápsulas espaciales! ¡En cambio, doña América llegó al Cielo en un solo instante!
Cuatro días después, sentados enfrente de un televisor de una marca hoy desaparecida, control de perillas y pantalla de trece pulgadas en blanco y negro, vimos el espectáculo. Expectantes, nos habíamos preparado para observar en directo un hito científico: el ser humano alunizaría.
Mi hijo mayor, Giorgio, rondaba los cinco y medio años, y mostró ante el evento una actitud reflexiva e imperturbable, que sin duda anunciaba su pragmatismo futuro, en su adultez, ante los avatares de la vida. Manuel, dos años menor, estuvo todo el rato alerta, sin perder detalle, y se mostró entusiasta e impresionado de algo jamás visto antes por nadie. Se aprendió de inmediato los torpes pasos de Neil Armstrong mientras caminaba sobre la pálida superficie lunar. Le encantaba imitar al astronauta en sus torpes brincos, desde luego obligado por la ausencia de la fuerza de gravedad, y siguió arremedando aquellos primeros pasos espaciales durante muchas semanas más. Irene, de escasos dos años, no se interesó del alunizaje, y se fue a su dormitorio a jugar con su muñeca preferida.
En esos instantes trascendentales para la humanidad, reflexioné: ¡cuántos mitos se estaban destruyendo! Pensaba que la Luna no sería más la de antes, un objeto romántico, la del claro de luna beethoveniano, la que tantas veces mencionó Lorca en sus poesías. Su misteriosa lejanía, su color plateado, sus tenues rayos, su contextura que yo creía de queso debido a las mentiras piadosas de mi madre… ¡todo había desaparecido! Pero hace cuarenta años estaba muy equivocado. La Luna hoy sigue imperturbable recorriendo su órbita alrededor de la Tierra, y continúa encerrando sueños y quimeras, y arrulla ideales e inspira a los poetas de siempre. Y nada me cuesta seguir creyendo que su masa agujereada está hecha de queso, como me lo enseñó mi madre siendo apenas un niño.
Memoria enviada por su hijo, Manuel.

Sunday, July 19, 2009

Rosa Lobo Gonzalez y Susan, de Costa Rica

Recuerdo lo de la llegada a la luna. Nací el 21 de octubre del 58. Tenía 10 años.
En unas bombas de gasolina, creo que en las Shell, por la compra de gasolina regalaban una pequeña nave espacial, parecida al Apolo, y un cuñado mío que trabajaba en ese lugar me consiguió una. La colgue con un hilo arriba de mi cama y pasaba horas de horas mirándola.
Ver en la televisión la llegada a la luna fue increíble para mi.
Y pasó algo muy triste... Una compañera de la escuela vino hacer una tarea conmigo y me la rompió. Recuerdo la llorada que me pegué, más que pedí a mi cuñado que me consiguiera otra y ya no habían más. Fue muy doloroso para mi.
Se lo conté a mi hija Susan.

Friday, July 17, 2009

Aída Luz Murillo Montoya, Costa Rica

Tomando el café de media tarde con mi hijo Alberto, le contaba que hay dos hechos científicos que guardo en mi memoria como tesoros de gran valor: el ser testigo del primer alunizaje del hombre en ese satélite natural de nuestro planeta que tanto ha inspirado a músicos y poetas y el eclipse total de sol del año 1991.
En 1969 contaba yo con doce años y cursaba mi sexto grado en la Escuela Julia Lang, Edificio Metálico. La lectura era mi principal afición por lo que leía todo cuanto cayera en mis manos, desde las revistas Life y National Geographic hasta los periódicos más viejos y amarillos que encontraba en la pequeña biblioteca familiar por lo que estaba muy al tanto de la carrera espacial, además mi prima Hercilia se había casado con un ingeniero norteamericano que trabajaba en Cabo Cañaveral (en ese entonces) y cada vez que ella venía a Costa Rica era porque a su marido lo concentraban junto con los demás físicos e ingenieros de la NASA cuando había una misión espacial. Mi maestra, la Niña Virginia Chacón Araya, nos había pedido que guardáramos todos los recortes que salían en los periódicos relativos a la misión tripulada a la luna. Me sabía de memoria la vida de los astronautas que iban a participar en aquella odisea. Neil Armstrong, Edwin
Aldrin y Michael Collins pasaron a ser parte de nuestra cotidianidad y de nuestros sueños de algún día visitarlos o que nos visitaran y estrechar sus manos y decirles cuánto los admirábamos. Yo tenía un cartapacio en donde guardaba todas las noticias que salían en La Nación, mismo que conservé por muchos años hasta que el tiempo se encargó de destruirlo. Recuerdo que la Embajada Americana organizó un concurso en el que participé y que consistía en adivinar cuáles podrán ser las primeras palabras que Armstrong pronunciaría al bajar la escalinata del módulo lunar posado en la luna. No acerté pero recibí a vuelta de correo un lindo sobre membreteado y en relieve con la efigie de los astronautas, el modulo y el paisaje lunar. También recuerdo que hubo una emisión de sellos postales alusivos al acontecimiento y que Paco Navarrete compuso una pieza que llamó El Mar de la Tranquilidad, sitio en donde ocurrió el alunizaje.
El propio día del alunizaje recuerdo que nos reunimos en la sala de la casa mis papas, hermanos y sobrinos pequeñitos. Mi mamá estaba nerviosa y yo ni que decir; me daba miedo que saliera un monstruo como los que veíamos en Perdidos en el Espacio. Mamá decía que si su mamá estuviera viva seguro se moriría del susto, Lo cierto es que no se oía un alma en mi barrio Buena Vista en San Francisco de Guadalupe, era de noche y suavemente vimos como Neil Armstrong empezó a bajar las escalinatas del modulo lunar y decir que aquello era “un pequeño salto para el hombre pero un gran salto para la humanidad.” El se movía con dificultad, más bien saltaba y uno deseaba estar ahí en esa gravedad 0. La cámara mostraba las huellas de Armstrong en el suelo lunar y se oían las conversaciones entre los astronautas y los técnicos en Houston. Armstrong fue el héroe ese día pero muchos que no vimos hicieron eso posible también. Hoy a mis 52 años he escuchado a algunos poner en duda lo que ocurrió aquel día o aquella noche pero lo que yo puedo decir es que nadie me lo tiene que contar porque yo ví con mis propios ojos la transmisión televisiva y nunca jamás la olvidaré.