1.- ¿Cómo se generó el interés por ver la transmisión del hombre en la Luna?
Yo tenía en ese momento 9 años. Recuerdo que existía gran expectación entre los adultos que me rodeaban (mis padres, tíos, profesores). Creo que si hoy una nave tripulada fuese a posarse sobre Marte, un niño tendría muchísima más información sobre ese planeta del que en esa época tenía cualquier persona acerca de la Luna. Entonces lo que recuerdo es más bien la sensación de que algo inédito y excepcional iba a ocurrir, y hasta tenía la expectativa de que allá los estuviese esperando alguien... o algo. Los astronautas con esos trajes (que me parecían mucho más incómodos que los que habitualmente veíamos en seriales o revistas de ciencia ficción), rebotando sobre esa superficie desierta, no eran para mí sino la espera de un encuentro que nunca ocurrió.
2.- ¿Cómo este hecho lo impactó en su vida cotidiana?
En esos días todo, absolutamente todo, giraba en torno a este hecho. Charlas en el colegio, documentales sobre la luna, sobre la historia de los satélites, sobre la conquista del espacio partiendo con la historia de Ícaro y Dédalo. Recuerdo las naves espaciales de juguete que reproducían las originales, y un nuevo “personaje” que nunca había existido hasta ese momento: el “módulo lunar”. Y los apellidos de aquellos astronautas nunca se me olvidaron: Armstrong, Aldrin y Collins. A los nueve años me preguntaba qué habrá sentido Collins al no poder bajar a la Luna, en cambio no tenía mayor noticia de la importancia de la carrera espacial para la “Guerra Fría”.
Sergio Rojas Contreras
Filósofo
Edad: 49 años
Mail: sergiorojas_s21@yahoo.com.ar
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